Hoy voy a hablar de una adaptación cinematográfica basada en un libro maravilloso: El hogar de Miss Peregrine para niños peculiares, de Ransom Riggs.
Desde mi punto de vista la novela es buenísima. Con una atmósfera fantástica y misteriosa que no te deja soltar el libro.
Trata de un chico de quince años, Jake, que ve como un monstruo asesina a su abuelo supuestamente loco. Y, claro, el solo es un niño que ha sufrido una experiencia traumática, que está muy conmocionado, y cuya imaginación inventó un monstruo donde había en realidad un perro salvaje. ¿O puede que no? Siguiendo las últimas palabras que le dijo su abuelo, Jake llega a una isla en medio de la nada con su padre. Allí se encuentra con un bucle temporal habitado por niños invisibles, que vuelan, controlan el fuego... y donde, en el pasado, había vivido su abuelo.
Jake no tarda en trabar amistad con estos extraños niños, que le arrastrarán a más de una oscura aventura.
Pero estamos aquí para hablar de la película, realizada por el famoso Tim Burton.
Aunque el director cambió algunas cosas, todas ellas contribuyen a que la película sea más dinámica. De hecho, una de mis escenas favoritas no aparece en el libro, ya que uno de los cambios más importantes es que dos niñas intercambian su peculiaridad.
Jacob y Emma. |
Millard en el libro y en la película. |
Todos los personajes están bien desarrollados en la película, especialmente Fiona y Milo, que en el libro pueden llegar a pasar un poco desapercibidos. También se añaden los gemelos, que en el libro solo aparecen en una foto pero no se cuenta nada sobre ellos.
Pero mi niño peculiar favorito es Millard, el niño invisible, cuyo actor tuvo que hacer filmar con una capa verde en torno a su cara.
Todos los actores hacen un trabajo fantástico, y no hay ni un solo niño que parezca forzado o fuera de lugar. En definitiva la película está muy bien, aunque prefiero los libros.
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